domingo, 11 de octubre de 2015

Pensamientos Equivocados del Noviazgo

La sociedad actual no toma en cuenta los actos lascivos y conductas que se presentan en las parejas enamoradas. Pero... ¿Es realmente una relación santa y consagrada a Dios?

Las ideas relativas al noviazgo se fundan en ideas erróneas acerca del casamiento. Obedecen a los impulsos y a la pasión ciega. El noviazgo se rige por un espíritu de flirteo. Con frecuencia los que participan en él violan las reglas de la modestia y de la reserva, haciéndose culpables de indiscreciones, si no transgreden la ley de Dios. No disciernen el alto, noble y sublime designio de Dios en la institución del matrimonio. Por lo tanto, no desarrollan los afectos más puros del corazón ni los rasgos más nobles del carácter.
No debierais decir una palabra ni realizar acción alguna acerca de las cuales no quisierais que los ángeles las viesen y las anotasen en los libros del cielo. Debéis procurar sinceramente glorificar a Dios. Vuestro corazón debe tener únicamente afectos puros, santificados, dignos de quienes siguen a Cristo, que sean de índole elevada y más celestial que terrenal. Cuanto difiere de esto degrada el noviazgo; y el matrimonio no puede ser santo y honroso a la vista de un Dios puro y santo, a menos que concuerde con los elevados principios de la Escritura.


Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deben ceder con demasiada facilidad, ni dejarse cautivar con prontitud excesiva por el exterior atractivo de quien dice amarlos. Tal como se lo práctica en esta época, el galanteo es un plan engañador e hipócrita, que tiene mucho más que ver con el enemigo de las almas que con el Señor. Si en algo hay necesidad de buen sentido común es en esto; pero el hecho es que interviene muy poco en tal asunto.


Las largas veladas—Se ha hecho costumbre el que [los cortejantes] estén sentados hasta tarde por la noche; pero esto no agrada a Dios, aun cuando ambos seáis cristianos. El acostarse tan tarde perjudica a la salud, incapacita la mente para los deberes del día siguiente, y tiene apariencia de mal. Hermano mío, espero que tendrá bastante respeto propio para rehuir esta forma de galanteo. Si desea sinceramente glorificar a Dios, obrará con cautela deliberada. No permitirá que un sentimentalismo amoroso enfermizo le ciegue al punto que no pueda discernir las elevadas demandas que Dios dirige a Ud. como cristiano.
Los ángeles de Satanás velan con los que dedican al galanteo gran parte de la noche. Si los ojos de éstos pudieran abrirse, verían a un ángel anotar sus palabras y sus actos. Violan las leyes de la salud y de la modestia. Sería más propio dejar algunas horas de ese galanteo para la vida marital; pero por lo general el casamiento acaba con toda la devoción manifestada durante el noviazgo.
En esta era de depravación, esas horas de disipación nocturna llevan con frecuencia a ambas partes a la ruina. Satanás se regocija y Dios queda deshonrado cuando hombres y mujeres se deshonran a sí mismos. Sacrifican su buen nombre y honor bajo el ensalmo de la infatuación, y el casamiento de tales personas no puede solemnizarse bajo la aprobación divina. Se casaron porque la pasión los impulsó, y pasada la novedad del caso, empezarán a comprender lo que hicieron.



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